jueves, 7 de abril de 2011

La musica Negra!

La cultura música criolla y afroperuana se inicia con la llegada de los españoles y los esclavos africanos que fueron traídos por ellos. La cultura musical criolla en Lima construye de manera constante una identidad propia, transformando los géneros musicales y patrones estéticos importados. Desde la presencia de valses de origen vienés, mazurcas, jotas españolas, continuando con la influencia de la música francesa e italiana, la cultura popular limeña se fue perfilando a través de la transformación y decantación de géneros, de tal manera que, aun asumiendo las modas correspondientes a cada época, se gestaron y desarrollaron algunas formas musicales que llegan hasta fines del siglo XX y que identifican lo limeño. Cada momento histórico, desde la época colonial hasta ahora, fue plasmándose de diferentes maneras la cultura musical a través de los instrumentos musicales utilizados, las formas y contenidos del canto, los bailes.
Entre los géneros más importantes, cultivados en el siglo XX se encuentran el vals peruano, la marinera limeña o canto de jarana, el tondero y el festejo.

                                    

La Zamacueca
El investigador peruano Castro Nué se ha ocupado del origen de ciertas danzas, y sostiene que la Marinera tiene su origen en la Zamacueca o Mozamala. Esta danza costumbrista de pareja que se origina probablemente en la Costa Norte del Perú La Libertad. En su origen deriva de danzas africanas bailadas en la costa peruana. La versión norteña es más alegre, movida y tocada en trompetas también, aunque en Lima, la Zamacueca tiene mayor influencia africana y el estilo de tocar la guitarra es más dulce y rítmico, es decir, contrastada con la versión norteña que es más agitanada y mestiza (con influencia andina). Como en el Tondero piurano, la danza representa la persecución del gallo a la gallina, el enamoramiento de aves y la Pelea de Gallos, temas tan populares dentro de la costa centro y norte del Perú. Para su vestuario la mujer usa un camisón llamado anaco que sobresale a manera de blusa sobre la falda ancha pegada a la cintura. También son muy vistosas las famosas "Dormilonas", artísticos pendientes (aretes) trabajados en filigrama, obra de los orfebres del pueblo. El varón utiliza sombrero de paja fina, camisa a rayas o blanca, faja norteña y pantalón blanco o negro.
                             

El Festejo, Alcatraz y otros géneros afroperuanos
Nicomedes Santa Cruz, poeta decimista e investigador de la cultura afroperuana o negra, contaba que el festejo era un género musical que se cantaba pero que no se bailaba hasta que, a finales de la década de los años 1940, don Porfirio Vásquez, decimista, bailarín y compositor, dando clases en una academia de danzas folclóricas, fusionó pasos del "Son de los diablos" con los de Resbalosa. Creó así un baile que ahora tiene gran importancia en la cultura musical peruana.

El compositor Pepe Villalobos cuenta también que hacia la década de los años 1960, aún las empresas disqueras eran reacias a grabar festejos, género que, sin embargo, luego tuvo gran aceptación popular, como por ejemplo, sus obras: "El Negrito chinchiví", "El galpón", "Mueve tu cucu", "La morena Trinidad", "El pobre Miguel", "La comadre Cocoliche", "Cintura quiebra", "Milagros Grande" (con letra de Catalina Recavarren, dedicado a San Martín de Porres). Entre los festejos más antiguos se encuentra "Congorito", recopilado por Rosa Mercedes Ayarza de Morales y el "Son de los diablos" de Fernando Soria, en el que describe la danza de carnaval del mismo nombre en la que se recordaba a don Francisco Andrade, a quien llamaban "Ño Bisté", el último caporal de la danza que saliera en Lima hasta 1949.

A mediados de la década de los años 1950, se desarrolla un trabajo dirigido por José Durand Flórez, quien impulsó el espectáculo basado en las estampas de Pancho Fierro y que luego continuaron otras agrupaciones. La cultura popular criolla y afroperuana reconoce en núcleos familiares importantes la posibilidad de su continuidad. Entre estos tiene máxima importancia la familia Vásquez: don Porfirio (proveniente de Aucallama, norte de Lima) y sus hijos, Abelardo y Vicente, quienes trabajan diversos aspectos de la cultura musical y coreográfica: la guitarra, el cajón, la composición, el canto, las décimas, el zapateo, la marinera, el festejo, los pregones, etc. La reivindicación de la presencia africana en la cultura peruana, emprendida por Victoria y Nicomedes Santa Cruz, a través de los grupos de teatro y danza, así como a través de la creación literaria, coreográfica y musical, tuvo su mayor desarrollo hacia la década de los años 1970. Con el trabajo del Conjunto Nacional de Folclore, que dirigía Victoria Santa Cruz, quien enfatizó el trabajo de las danzas afroperuanas.

En la misma época tuvo apoyo estatal el grupo Perú Negro, dirigido por Ronaldo Campos (proveniente de San Luis de Cañete) y contando con la presencia del poeta César Calvo. Este conjunto desarrolló un repertorio importante de canciones y danzas que fueron presentadas con singular suceso tanto en el Perú como en el extranjero. Los conjuntos profesionales de bailarines y músicos son las principales fuentes de recreación de las danzas afroperuanas que se cultivan en la actualidad, en especial del festejo, baile que en el escenario se presenta como danza de parejas interdependientes y que, sin embargo, a nivel popular y espontáneo, es cultivada como baile de pareja libre, con gran aceptación del público juvenil. Cantantes como Lucila Campos, Eva Ayllón y Arturo "Zambo" Cavero han fortalecido el cultivo de estos géneros y la ampliación del repertorio. Es singular el aporte de Carlos Soto de la Colina "Caitro Soto", quien tomando antiguas tradiciones de Cañete (su tierra natal), crea y recrea motivos y canciones que la historia reconoce como clásicos del repertorio afroperuano. Tal es el caso de "Toro mata", género musical que según las noticias que se tienen, se diera en el siglo XIX y que cantantes como Cecilia Barraza, hicieran muy popular. La rítmica del "Toro mata", es base fundamental del landó contemporáneo. La base de guitarra fue creada por Vicente Vásquez.
                                        

Carlos Soto, en el libro titulado "De cajón", Caitro Soto: "El duende en la música peruana", declara sobre el "Toro mata"

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